sábado, 30 de noviembre de 2013

Es común escuchar a un grupo de mujeres, por ejemplo en espacios como el de una oficina, hablar sobre dietas y métodos efectivos para perder peso. Los hombres, por su parte, “no nos preocupamos por eso”. En tal caso, la cuestión es cómo ganar masa muscular durante el entrenamiento. Pero el conteo de calorías y las pastillas “mágicas” que aceleran el metabolismo nunca están entre nuestra lista de prioridades.
No obstante, no todos buscamos lo mismo cuando vamos a un gimnasio o comenzamos algún tipo de actividad física. Y perder peso es algo que, efectivamente, sí preocupa a muchos hombres, aunque no quieran admitirlo. El problema es que existe una falta de cultura generalizada para lograr este objetivo de manera exitosa sin caer en los clásicos errores que, a la larga, pueden hacer que los efectos sean contraproducentes.
Al tener un metabolismo por naturaleza más acelerado que el de las mujeres, muchos caemos en el error de bajar kilos de manera drástica abusando del ejercicio cardiovascular e ingiriendo solo comidas magras por unas semanas… para luego olvidarnos de todo en las vacaciones y recuperar rápidamente el peso perdido.
En resumen, solemos ser radicales con nuestros objetivos. Pero la dietista estadounidense Liza DeFazio explica que “si decides adoptar una dieta rigurosa y consumes menos de 1200 calorías al día, tu cuerpo no tardará en entrar en modo de ‘peligro de inanición’”. Por lo tanto, te verás más delgado, pero tu metabolismo habrá hecho un alto para almacenar calorías en forma de grasa, en lugar de quemarlas como energía.
Otro riesgo es que la pérdida radical de peso conlleva a pérdida de masa muscular en lugar de grasa. Entonces, si recuperas el peso, los lugares en los que solías tener masa muscular se rellenan de grasa y por lo tanto te verás más flácido que nunca.
Para evitar esto, te traemos las siguientes 5 lecciones que debes tener en cuenta si quieres perder peso de la manera sana y correcta:


1. Un alimento muy calórico dos veces por semana
El “todo o nada” no funciona. Permítete dos gustos calóricos a la semana, como una pasta o una hamburguesa de almuerzo. Recuerda que los carbohidratos son necesarios para el organismo, más si te encuentras dentro de una rutina de ejercicio donde requieres mantener tus niveles de energía para incrementar la intensidad. Eso sí, respeta la regla: solo dos comidas de este tipo a la semana.

2. Evita la monotonía en el entrenamiento
Una regla de oro: la monotonía es enemiga de la constancia. Si respetas tu ciclo de ejercicios, pero no realizas ningún cambio (solo corres, o haces caminadora, por ejemplo) tu cuerpo irá quemando progresivamente menos calorías. ¿La solución? Cambia tu rutina cada tres o cuatro semanas (en cuanto a la secuencia, el peso, el ritmo).

3. Dile adiós a la vieja ropa XL  
Las mujeres son sabias, más si se trata de ropa. Su truco de comprarse un pantalón, por ejemplo, dos tallas menos, para que sirva de incentivo para adelgazar y poder utilizar la prenda nueva no es un método tan descabellado.
A nosotros los hombres no nos afecta tanto mantener sudaderas, franelas y otras prendas anchas y cómodas para que nos salven si subimos unos kilos en Navidad o vacaciones. Error. Lo mejor que puedes hacer es volver a la ropa de tu talla ideal (según tu contextura y altura), buscar un sastre para que entalle tu traje y donar todo lo demás que evidencia tu pasado con sobrepeso. Es hora de ver tu presente como tu futuro y no caer en el típico error de perder y ganar kilos continuamente.

4. Dosifica la ingesta de calorías
Si sabes que en la noche te tomarás unos tragos y comerás unas tapas, está bien hacer un almuerzo ligero. Pero no puedes caer en el clásico error de evitar las calorías toda una semana y el fin de semana excederte con las grasas y el azúcar. No, no y no. “Pasar hambre” nunca debe ser una opción, así como saltarte las comidas. Eso solo logrará reducir la velocidad de tu metabolismo. Dosifica la ingesta de calorías y trata de hacer al menos 5 comidas al día. La cena –aunque deba ser muy ligera- es obligatoria.
Es importante que entiendas que hacer dietas extremas y descontroladas de manera frecuente incrementa la producción de una hormona que detona la sensación de hambre y reduce la producción de la hormona que te hace sentir satisfecho, lo que significa que tu cerebro se programa para comer de más.

5. La frecuencia es tu mejor aliada
No sirve de nada no hacer ejercicio durante toda la semana y luego “matarse” el fin de semana con una sesión excesiva. Lo que lograrás es agotar tu cuerpo e incrementar el riesgo de sufrir una lesión. Deja de creerte que eres Superman y procura ejercitarte al menos 4 veces a la semana durante, mínimo, 45 minutos.